Quiero comenzar este artículo desde el conocimiento de la perspectiva actual,
teniendo muy presente el momento en el que estamos inmerso y con vistas a lo
que tendremos que enfrentarnos, por eso sé, que lo que menos puede apetecer
es que se informe de una nueva realidad que está en ciernes.
Pero como nuestro trabajo y pasión es preparar a la sociedad ante los riegos que
puedan acaecer, creemos oportuno ir hablando de un tema que no podemos
obviar ni dar la espalda, pues independientemente de nuestro deseo, va a estar
ahí.
El planteamiento no debe ser visto con visos apocalípticos, ni mucho menos
catastrofistas, aunque sí realistas.
Al igual que se tiene presente la probabilidad de lluvia o sequía, los movimientos
políticos en un país, las tendencias ideológicas, los flujos migratorios o el cambio
climático, tenemos que conocer la influencia del sol en nuestro modo de vida.
Pues bien, quiero ligeramente explicaros en lo que están trabajando científicos
de todo el mundo y sobre lo que deberíamos ser conscientes.
El campo magnético solar pasa por un ciclo solar cada 11 años aproximadamente
y la exposición de la tierra a esos campos magnéticos, o posición con respecto a
esas manchas solares pasa por mínimos y máximos (el ciclo es máximo cuando
el sol tiene mayor número de manchas solares). Pues bien, actualmente estamos
en transición de mínimos a máximos y en los próximos años, se podrían producir
explosiones, erupciones, que podrían afectar a toda nuestra tecnología, incluso
suministros eléctricos.
Esto significa que podrían perderse satélites, sistema de comunicación, red
eléctrica… con lo que ello conlleva (y puede que la reposición pudiera costar días,
semanas o incluso meses).
Se estima que su máximo se alcanzaría en el año 2025 y aunque no creen que
tenga una gran probabilidad, no descartan que sí pudiera haber tormentas
perfectas, como ya ha habido en el pasado.
¿A qué nos llevaría? A la implantación de planes de contingencia, suministro de
energía, sistemas alternativos para no perder la información, adopción de
medidas para poder seguir operando si se producen tales fenómenos, porque el
tiempo de respuesta es mínimo, en cuestión de horas o días, estaríamos
afectados.
Más aún, las poblaciones, ciudadanos, industrias, hospitales entre otros tendrían
que estar preparados para evitar el caos (producido por la dependencia absoluta
que tenemos y a la que tendemos cada día más).
La última tormenta solar perfecta fue en el año 1859 y en ese momento, afectó
de forma significativa al telégrafo, al igual que provocó cortocircuitos e incendios
(ahora estaríamos hablando de otra cosa).
Puede que otra vez más, los intereses económicos y el desarrollo vaya más rápido
que la seguridad, que debería estar vinculada a ella y que la desinformación sea
una máxima.
Sin embargo, todo lo que digo es contrastable y podemos prevenir o minimizar
el impacto si estamos preparados.
El equipo de Adlertime, una vez más, está trabajando para anticiparse a
situaciones no contempladas de manera real o futuribles, teniendo muy claro que
un efectivo análisis de riesgos y preparación ante posibles amenazas es y seguirá
siendo nuestro marco de trabajo.
Creemos y apostamos en una sociedad en la que la información se gestione con
eficiencia e inteligencia y que sobre todo sirva para hacer un uso adecuado y
ordenado de la misma.
Es el momento de ponerse a disposición de la sociedad y de estar en condiciones
de afrontar retos.
Me quedo con una frase de Carlo Dossi “Los locos abren los caminos que
más tarde recorren los sabios”.