ASESINATO ALEVOSO E… ¿IMPECABLE? – Capítulo IV

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Por gentileza del magnifico detective y mejor persona bajo el seudónimo de E-M SORIO MARTÍNEZ-SORIO – ASESINATO, ALEVOSO E… ¿IMPECABLE?, iremos publicando capítulos de su novela cada semana:

CAPITULO V

VIDEOLLAMADA DE ADRIÁN.

Ricardo se ha marchado, si bien, Rosana se queda preocupada, por lo que aquél
le ha dicho, porque de ser cierto lo del señor Taylor, resulta preocupante por lo
extraño de la situación; no obstante, resulta evidente, no le afecta en absoluto haber roto la
relación con Ricardo, sin embargo, por el contrario, Rosana, vuelve a valorar la situación,
porque de ser cierta dicha información, es decir, de ser veraz que la gerencia de su empresa
tiene conocimiento de la relación que mantienen en la actualidad con Héctor, no solo por
ser competencia, sino, por la fuga de datos o filtración de los mismo, reconoce Rosana que
le puede ocasionar problemas, en realidad, graves problemas.
Debido a la fuga o filtración de información, que detectaron, fue el motivo de instalar
nuevas medidas de seguridad, no obstante, Rosana, está plenamente convencida que nada
pueden tener sobre ella, de lo contrario, ya hubiesen actuado, asimismo, está plenamente
convencida que su actuación al respecto (obtención y filtración de datos e información de
máxima importancia, resultando muy pernicioso para su empresa), no ha dejado indicio
alguno que pueda señalar a ella como la autora de dicha acción.
Lo cierto es que Rosana, sin duda alguna, ahora tiene una nueva ilusión, esta, llamada
Héctor, que además de intimidad, pasión y lujuria, llevan inherente interés crematístico,
compartiendo el interés pecuniario de un negocio muy lucrativo, si bien, tan lucrativo como
delincuencial.

Con motivo de la próxima videollamada de WhatsApp (que tiene concertada con su
esposo), es preciso, señalar algunas circunstancias, entre otras, que Rosana tiene 34 años
de edad, su esposo, Adrián, 41, si bien, todavía no tienen hijos, al respecto, señalar que, en
su día, consideraron que debían retrasar la llegada a casa de un bebé, hasta consolidar sus
respectivas carreras profesionales, no obstante, el tiempo va pasando y la familia no crece.
Adrián, está considerado, profesionalmente, como especialista en derecho administrativo
y en particular, en derecho internacional, por formar parte de las obligaciones de su trabajo,
viaja, al menos, cada mes y medio a Brasilia (en ocasiones, en menor periodo de tiempo),
donde permanece, entre 8 y 10 días, si las circunstancias del trabajo así lo precisan, como
asesor de la multinacional de petróleo y gas, donde trabaja, señalar que, habla inglés y
portugués. Hoy sábado, Rosana, espera hasta las 19 h (las 14 h en Brasilia), porque su
esposo, Adrián, ha tenido una reunión de trabajo (a pesar de ser sábado, por ser importante
y urgente), en consecuencia, por si esta se retrasa, es Adrián quien debe llamar a su esposa.
Pasan cinco minutos de las 19 h cuando Rosana recibe la videollamada de WhatsApp de
su esposo, Adrián.
—Hola cariño, que tal todo por Madrid, ¿te encuentras bien?, ah, por cierto, cariño, te veo
más guapa, de verdad —le piropea Adrián.
—Que tal, mi niño, pue sí mi amor, es cierto, me veo más guapa estas últimas semanas,
«ja, ja, ja». Si, me encuentro bien, relativamente, porque te echo de menos, mucho de
menos, mi niño —responde Rosana, con una sonrisa y cara de felicidad.
—Lo sé, cariño, porque me sucede lo mismo que a ti, por cierto ¿no habrás olvidado que
el miércoles regreso? —comenta Adrián en broma.
—Claro que no, mi niño, lo tengo anotado en el calendario «ja, ja, ja», para que no se me
olvide —bromea Rosana—, si bien, lo importante, tú ¿estás bien? la reunión, ¿ha resultado
positiva?
—Si, el trabajo muy bien, la reunión, igualmente, muy positiva, agotadora, pero positiva y
necesaria para el futuro de la empresa —responde Adrián.
—Me alegro, mi niño, ahora a descansar, ah, no olvides que te quiero mucho y te echo
tanto de menos —le dice susurrando Rosana a su esposo.

—Claro que sí, pero descansa después de comer, «ja, ja, ja», cariño, por supuesto sé que
me quieres, también que me echas de menos, porque me sucede igual que a ti, sabes que
eres el amor de mi vida —responde Adrián, acercando sus labios a la pantalla, simulando
besos.
—Qué bonito, mi niño, gracias, pero no lo olvides, cuídate y descansa, mi niño grande, que
eres mi vida, de verdad, cuídate mucho —responde Rosana, piropeando a su esposo
Adrián.
—Te haré caso, cariño, te lo prometo, por cierto, al final, ¿te animas y vas a salir a cenar
con las amigas? —pregunta Adrián.
—No, no, en absoluto, está cayendo un diluvio aquí en Madrid, mucho viento y frío,
además, tengo que preparar una documentación para el lunes a primera hora de la mañana,
es un asunto muy importante, con inversores VIP, por ello, tengo que llevarlo bien
estructurado y de forma explícita, para que resulte fácil de explicar y más importante, fácil
de entender —responde Rosana, comentando las circunstancias que aconsejan no salir de
casa, así como las obligaciones profesionales.
—Entonces, ¿a trabajar esta noche?, cariño —pregunta Adrián.
—Si claro, tengo que terminar el expediente, porque el lunes a primera hora, tengo que
presentarlo, resulta algo complejo este expediente, por ello, necesita mucha atención, lo
que es lo mismo, una noche anodina —contesta Rosana.
—Bueno, cariño, sin duda sabes cómo organizarte, por cierto… ¡que pena no estar ahí
contigo! —se lamenta Adrián.
—Ah, te comento amor, hace dos días, desconozco que llevaba el desayuno (diferente a
los demás días), que no desayuné a gusto, además, ayer tarde, tuve angustia y vomité un
poco, sentía, dolor en el abdomen, y algo hinchada, hoy he comido poco, el desayuno de
ayer, tampoco me ha sentado bien —comenta Rosana, que se lamenta del estado en el que
se encuentra, sin motivo aparente.
—Cariño, igual es alguna gastroenteritis viral que causa dolor en el abdomen, nauseas o
vómitos. ¿no has consultado con el médico?, ¿has llamado al centro de salud a pedir cita?
—se interesa Adrián, preocupado por la salud de su esposa.

—No, con el médico no he hablado, porque he tenido mucho trabajo, si bien, ya he pedido
cita, y me la han dado para el miércoles, a las 13,30 h —responde Rosana, que informa de
la próxima cita con el médico.
—Cariño, a esa hora estaré ya en casa, claro, si no hay retraso en el vuelo, de ser así, te
acompaño, llegaré a Barajas por la mañana —dice Adrián, confiando en poder acompañar
a su esposa a la consulta.
—Si, mejor, así de paso me invitas a comer, «ja, ja, ja» —propone Rosana
—Por supuesto, pago yo…con tu tarjeta, cariño, «ja, ja, ja» —responde Adrián, en plan
jocoso.
—Veras, mi niño, al final, pagamos a medias, «ja, ja, ja» —dice Rosana, siguiendo la
broma de Adrián.
—En absoluto cariño, te invito yo a comer, porque la cena la hacemos en casa ¿verdad? —
pregunta Adrián.
—Por supuesto, mi niño, sabes que te echo mucho de menos, la noche del miércoles es
para nosotros —confirma Rosana sonriendo.
—Lo sé, cariño, los dos nos echamos de menos, sabes que cuento los días que faltan para
poder abrazarte y … bueno, me lo reservo, «ja, ja, ja» —responde Adrián con sonrisa
pícara.
—Amor, que tal el tiempo ahí, en Brasilia. —pregunta Rosana.
—Cariño, como siempre, hoy tenemos… 27º, y la mínima 16, a pesar de ello voy sin abrigo
y sin bufanda, «ja, ja, ja» —responde Adrián, riendo.
—Ya lo cambiaba, uf, aquí tromba de agua, despeja, y al rato, otro diluvio, ¿pero que
podemos hacer nosotros? —se lamente Rosana.
—Pues llevar impermeable, botas y paraguas, «ja, ja, ja» —bromea Adrián.
—Por cierto, mi niño ¿dónde vas a comer? —pregunta Rosana.
—Como es sábado, y hemos estado, desde las 9,30 h reunidos, examinando documentos e
informes técnicos, ahora, para despejarnos un poco de la tensión, hemos reservado (los
compañeros de trabajo), en un restaurante en el centro comercial Shoppig Iguatemi, que lo
tenemos muy cerca, por cierto, se come muy bien, te gustaría — responde Adrián.

—Pues yo, cenaré unas verduras, a ver si remite este malestar, si bien, ahora, me encuentro
algo mejor, quizás, luego me quedaré en la cama, estudiando los informes y preparando el
expediente para el lunes, así, entre esta noche y mañana, lo dejo preparado —comenta
Rosana, en relación a sus planes para esta noche.
—Bueno, cariño, mañana hablamos, mejor nos vemos por la videollamada de WhatsApp
como siempre, espero que te recuperes pronto amor, que te necesito, ah, disculpa cariño,
me están llamando, que llegamos tarde, cuídate, mañana hablamos y te cuento la comida
—dice Adrián, saludando con la mano en señal de despedida.
—No bebas agua con misterios, cariño, que te sienta mal, a veces, muy mal, no quiero que
el miércoles cuando regreses estés enfermo o con resaca acumulada, «ja, ja, ja», que luego
siempre le echas la culpa al ·jet lag, «ja, ja, ja», ah, por favor, si tomas alcohol tampoco
conduzcas —comenta Rosana, respecto a la ingesta de ciertas bebidas.
—No, en absoluto, sabes que no bebo, solo una cervecita, después, agua o refrescos, salvo
en ocasiones, algún licor digestivo, también sabes cariño que aquí no conduzco, tengo a
Branco, que es mi chofer y guía, cuando visito las diferentes instalaciones productivas o
tengo que salir por cualquier cuestión —se justifica Adrián, evitando que se preocupe su
esposa.
—Cariño cuídate, sabes que cuento cada minuto que queda para abrazarte, pero ahora corta,
por favor, corta ya, que llegas tarde —le apremia Rosana para finalizar la llamada.
—Adiós, mi amor, te quiero —se despide Adrián, enviándole besos depositados en su
palma de la mano y soplando.
A primera vista, por la conversación mantenida, parece una pareja enamorada, pendiente
el uno del otro, donde las muestras de cariño están a flor de piel, compartiendo deseo de
reencontrarse tras el viaje, sin embargo, cual es la verdad de esta cuestión ¿es real o ficticia?