Una crisis entre los gestores de la criptomoneda Tezos al borde de desencadenar la acción del regulador

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Carlos Schwartz
Uno de los principales acontecimientos en el mundo de las criptomonedas este año ha sido la oferta inicial de Tezos que recaudó 232 millones de dólares de una tacada. La empresa que ha lanzado al mercado esta divisa digital afirma además tener un modelo distinto y original de cadena de bloques que superaría al del bitcoin. Pero la miel en los labios no duró mucho porque el tesoro acumulado entró en disputa entre los gestores de la empresa. La exitosa emisión de las “tezzies” en julio sufrió un traspié severo al caer un 22% su valor de mercado en cinco horas tras filtrarse la semana pasada la existencia de una crisis en la gestión entre los titulares de la emisión y la fundación que les sirve de paraguas para simular neutralidad. Kathleen y Arthur Breitman, los creadores de Tezos han tropezado con el gestor de la fundación que ellos mismos crearon como organismo independiente que además en teoría debería supervisar la actuación de la empresa que gestiona la emisión de la moneda. Este es un modelo que utilizan la mayoría de las monedas digitales que han entrado al mercado para competir con bitcoin sobre la base de ofertas iniciales.
El lanzamiento de la moneda se hace precisamente como una solicitud de contribución a una fundación y no como una oportunidad de inversión para escapar a los requisitos que podría imponer el regulador. Pero las circunstancias que rodean la crisis de Tezos están al borde de detonar esa acción del regulador en salvaguarda de los intereses de los inversores y puede poner en riesgo las ofertas iniciales de monedas digitales en general.

Si se mira fríamente, que un ingenio digital que carece de utilidad alguna se convierta en objeto de codicia es un proceso que sólo se puede explicar por el ansia de un incremento rápido de valor que por otra parte sólo puede ser producto de la especulación más crasa. Para mayor abundancia, ninguna de las denominadas criptomonedas es realmente una moneda, no tiene un valor centralizado, no es puesta en circulación por un banco central, es una unidad de cuenta virtual, no es representación de las mercancías que circulan en una nación y no puede jugar el papel de un equivalente universal porque carece de un precio objetivo estable.

Pese a ello el dinero ha entrado a raudales en este mercado y el éxito de las ofertas iniciales de moneda han registrado un flujo en lo que va de año de unos 3.000 millones de dólares, más que en lo siete años precedentes sumados. El volumen de esta burbuja es resultado de la atracción que ha ejercido sobre los inversores con liquidez en medio de la ausencia de oportunidades rentables y a la que ha ayudado la mistificación del registro descentralizado basado en la cadena de bloques.

Un proceso irracional equiparable a la especulación desenfrenada en los bulbos de tulipanes en Holanda cuya burbuja estalló en 1637 arruinando a miles de inversores. Ciertamente los tulipanes no valían los precios exorbitantes que llegaron a pagarse en ese momento, pero al menos si se los plantaba daban flores. Las criptomonedas no tienen ninguna representación de valor. El valor que tienen es el que le adjudican los que especulan con ellas. Y es precisamente ésta quizá la base de la atracción que tiene sobre los que invierten en ella.

Mientras, Arthur Breitman un ex ejecutivo de Morgan Stanley y Kathleen Breitman procedente del fondo de inversión Bridgewater que dirigen Tezos y sus ofertas iniciales de moneda dejaron la gestión de los recursos en manos de la fundación sin fines de lucro Tezos. En la medida que las ofertas establecen contractualmente que el dinero se aporta a la fundación Tezos esta tendría la posibilidad de disponer del dinero que recauda. Los Breitman han hecho públicas ahora las denuncias contra el director de la fundación, Johan Gevers, fundador del organismo suizo de cadenas de bloques Cripto Valley, quien de acuerdo con las denuncias tras hacerse con el control de la fundación ha comenzado a retacear recursos necesarios para el desarrollo del negocio de Tezos, actuar en beneficio propio y ocultar el valor real de un bono salarial que se había asignado y anunciaron que el gestor del fondo había sido separado de su cargo a la espera de una investigación interna.

Gevers por su parte niega los cargos y afirma que los Breitman lo que pretenden es tomar el control de una fundación independiente pasando por encima de las leyes suizas. Otras criptomonedas basadas en las cadenas de bloques como Ethereum también tienen fundaciones suizas en su organigrama que ejercerían como garantía de vigilancia independiente, aunque la existencia de estas fundaciones viene a subrayar el limbo regulatorio y debilidad jurídica de esas instituciones respecto del bitcoin y las otras criptomonedas.

La opinión de los operadores del mercado es que el regulador puede ordenar alguna investigación a fondo en algunas de las ofertas iniciales de moneda realizadas recientemente y por valor de no menos de 100 millones de euros para asegurarse que se cumplen principios básicos de obediencia a la legislación financiera y gobernanza adecuada. Sobre el ánimo de los reguladores puede además llegar a pesar el hecho que las ofertas iniciales de moneda carecen de reglas uniformes en la industria ni nadie que se haga responsable de la emisión. Tezos por su parte admitió que no tendrá un producto, una ‘moneda’ vaya, hasta febrero de 2018 con suerte lo que lleva de inmediato a la pregunta de qué pasó con el dinero que fue recaudado en julio y para qué ha utilizado la fundación los recursos que ha recogido.

Los fondos obtenidos por la colocación inicial se han multplicado debido al aumento del valor del bitcoin y de ether, las monedas digitales que se utilizaron para entrar en la oferta inicial de monedas, y se calcula que los 230 millones iniciales ahora representan unos 500 millones de dólares. Si algún regulador se ensaña con una oferta inicial de monedas y la invalida el mercado puede desmoronarse como un castillo de naipes.

Sin embargo puede ocurrir que haya una catástrofe del todo accidental como la de los bulbos de tulipanes en Holanda el 5 de febrero de 1637. Que simplemente se dejaron de comprar por los precios disparatados que habían alcanzado y un buen día se transformaron nuevamente en simples bulbos de tulipanes sin especial valor.

 

publicado en Capitalnews.es