Así trabajan la Guardia Civil y la Policía para reconocer a los fugitivos

Desde los míticos carteles de “Se busca” del Oeste norteamericano hasta las más modernas técnicas de identificación empleadas en la actualidad, los retratos robots han sido grandes aliados en la lucha contra el crimen. En los próximos años la técnica está llamada a vivir una auténtica revolución, gracias a la incorporación de la genética.

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Al detective Hugh McDonald no le salían los números. Encima de su mesa de trabajo había demasiados listados de nombres, muchas descripciones y tan sólo unas pocas imágenes. Necesitaba un método sencillo para que todas aquellas descripciones tomaran cuerpo. O, más bien, rostro, de forma que nombres y descripciones casaran con las imágenes.
El joven investigador de la Oficina de Identificación de la Policía de Los Ángeles -EE.UU.- tuvo una idea tan simple como revolucionaria. Si conseguía tener dibujos de todos los tipos imaginables de rasgos faciales, y si estos dibujos eran presentados al testigo de un hecho delictivo, su combinación podría utilizarse para elaborar un retrato aproximado del sospechoso.

Corría el año 1959 y McDonald había inventado el IdentiKit, el primer sistema automatizado para la elaboración de retratos basándose en la descripción de los testigos. Se trataba de un conjunto compuesto por unas 500 láminas de acetato con diferentes rasgos y que, gracias a la transparencia del material, podían superponerse fácilmente para la construcción de un rostro humano. Ese mismo año, su nuevo método de trabajo comenzó a extenderse como la pólvora en las comisarías de los Estados Unidos, gracias a que sus ventajas eran evidentes: ya no sería necesario recurrir a artistas que trataran de dibujar lo descrito por el testigo, de forma que cualquier agente que obtuviera un testimonio podía hacer un retrato del sospechoso de forma rápida y barata.

Pero, sin duda, la verdadera revolución del método consistió en la codificación numérica de los elementos del dibujo, de forma que cada rasgo -un tipo de ojos, de nariz, de pelo…- tenía un número asignado. Cualquier comisaría que dispusiera del IdentiKit podía elaborar un retrato robot idéntico, gracias a la combinación de números que había aportado el creador del retrato original. Incluso si en un segundo delito achacado al mismo sospechoso otro testigo mejoraba el retrato, sólo había que cambiar un dígito para que todas las comisarías dispusieran al momento del nuevo retrato actualizado.

Aún hoy, los distintos métodos de elaboración de retratos robot que manejan las policías de todo el mundo no son sino versiones informáticas mejoradas del sistema ideado por McDonald. De hecho, en algunos países de Iberoamérica se sigue utilizando la palabra Identikit para nombrar lo que en España conocemos como ‘retrato robot’ -término asociado a la mecanización o automatización del proceso- y que en otras zonas de habla hispana -Colombia, México, Perú o Venezuela- se conoce como ‘retrato hablado’.

Por el camino se incorporaron algunas mejoras, como la introducida por el inventor francés Jacques Penry, quien, en 1971, patentó una variante del IdentiKit bajo el nombre de PhotoFit, que reemplazaba los dibujos por fotografías.

En nuestros días, policías de todo el mundo utilizan software específico para la generación de retratos robot. Los más conocidos son Faccete, de origen alemán -que en España utilizan la mayoría de cuerpos de seguridad: Guardia Civil, Cuerpo Nacional de Policía y Ertzaintza-, Faces -empleado sobre todo en Estados Unidos- y el propio IdentiKit, que, por supuesto, ha abandonado el acetato y ahora se maneja a golpe de ratón y ordenador.

Cómo la tecnología facilita la identificación de un sospechoso

  • Con programas informáticos

Si no se cuenta con un sistema de biometría facial o el individuo no está registrado en una base de datos, obtener la imagen de un presunto delincuente no garantiza su identificación. Es necesario mostrar esa imagen a mucha gente: residentes en la zona donde se ha producido el delito, confidentes de la policía o incluso publicarla en los medios de comunicación para que alguien pueda aportar alguna pista sobre la identidad del sospechoso.
Algunas policías, como la Ertzaintza, han incorporado a su método de trabajo un automatismo que permite optimizar ese proceso. El programa con el que se realiza el retrato -Facette- traduce la imagen a combinaciones numéricas que son comparadas con las imágenes de otro programa -Morfo-, donde se encuentran los retratos de todas las personas fichadas por la Policía vasca a lo largo de su historia -unos 67.000-. Para que la identificación sea posible, las imágenes de Faccete y Morfo emplean la misma codificación.
Si el programa establece una coincidencia entre el retrato y la imagen de la base de datos, se intenta localizar al sospechoso para interrogarle, siempre después de que un agente haya evaluado si la elección que ha realizado el software tiene visos de ser acertada. Si el programa informático no lo relaciona con ninguna imagen, ya sea debido a que el retrato no se acerca a la realidad o porque el sospechoso no está fichado, el retrato robot se distribuye por las distintas unidades de la Ertzaintza para tratar localizarlo por métodos tradicionales.

  • Con la incorporación de algoritmos genéticos

Nuestro cerebro está acostumbrado a reconocer los rostros ‘como un todo’, no como un agregado de ojos, narices o bocas. Para solucionar ese problema, en 2008, dos grupos de investigación del Reino Unido pusieron en marcha sendos programas muy similares en cuanto a su planteamiento: EvoFIT y EigenFIT.
Según Charlie Ford, de la Universidad escocesa de Stirling, los humanos “no somos buenos describiendo y seleccionado características faciales individuales, pero sí lo somos a la hora de seleccionar caras completas que se asemejan a alguien que hemos visto”.
Para conseguir un programa que ayude al testigo a identificar caras ‘como un todo’, los investigadores han propuesto una solución conocida como ‘algoritmo genético’, un método de búsqueda que se inspira en la teoría de la evolución para resolver un problema. El testigo visualiza 18 caras generadas de forma aleatoria, entre las que debe elegir las seis que más le recuerden, de una u otra forma, al sospechoso. El software genera otras 18 caras a partir de los rasgos de las seis caras que ha elegido el testigo en la primera ronda… y deberá elegir otras seis, mediante las que se generarán otras 18 y así sucesivamente. De esta manera, se llega al retrato definitivo en base a rostros completos.

  • Con análisis de ADN

Está técnica está destinada a revolucionar la forma de trabajar con los retratos robot. El método, todavía en fase de investigación por parte de distintos equipos en Estados Unidos, Bélgica e Israel, se basa en una idea sencilla: los rasgos fundamentales de nuestro aspecto se encuentran codificados en el ADN. Por lo tanto, cualquier resto orgánico del sospechoso localizado en la escena del crimen -cabello, saliva, semen o sangre, por ejemplo- podrá ser utilizado por los investigadores para construir su retrato aproximado y sin que sea necesaria la presencia de ningún testigo que lo describa. En el supuesto de que se dieran las dos circunstancias y los investigadores contaran tanto con la descripción del testigo como con la muestra de ADN, la combinación de ambos métodos de identificación podría dar lugar al retrato robot definitivo.
En estos momentos, las evidencias delictivas basadas en el análisis de ADN son útiles siempre que la policía disponga en sus bases de datos de un registro genético del criminal. En España, sólo los fichados a partir de 2007 por delitos graves o muy graves se encuentran en esa situación, por lo que si el sospechoso no ha sido fichado, o si lo fue antes de 2007, la muestra genética no serviría para identificarlo.
¿Qué datos podrían obtenerse?

En base al análisis genético, en pocos años los investigadores esperan poder obtener el siguiente perfil del criminal:

  • Sexo
  • Estatura
  • Edad
  • Color del pelo
  • Origen étnico
  • Si es diestro o zurdo
  • Tendencia a la calvicie en los hombres
  • Tamaño estimado del pecho en las mujeres.