El juez ordena buscar ADN en la ropa interior de las niñas de Alcàsser y en la moqueta que envolvía sus cadáveres

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La justicia acuerda practicar nuevas pruebas en el caso de las niñas de Alcàsser. El juzgado de instrucción número 6 de Alzira (Valencia) ha aprobado realizar nuevos análisis genéticos de la ropa que vestían Toñi, Miriam y Desirée el 13 de noviembre de 1992, cuando Miguel Ricart y Antonio Anglés las secuestraron, violaron, torturaron y asesinaron. El juez ordena también realizar nuevas pruebas genéticas sobre la moqueta que los asesinos usaron para envolver y trasladar los cadáveres de las tres adolescentes.

En un auto dictado el 4 de julio, el magistrado David Cabrera responde y acepta la petición de la asociación Laxshmi, presidida por el criminólogo Félix Ríos, que ejerce la acusación popular en el caso, de estudiar hasta nueve vestigios, a la luz de las «nuevas técnicas forenses». Se trata de varias prendas de ropa y de la alfombra encontrada en la fosa, en la que los investigadores hallaron semen en su día, pero sin llegar a confirmar si pertenece a alguno de los asesinos.

También se analizarán «la sábana blanca que cubría el colchón de espuma» que encontraron en la caseta de La Romana, fibras de un colchón «tipo Flex que recogieron en ese mismo lugar», las «bragas de Toñi», las «camisetas de Miriam y de Desi», un «trozo de madera y raspaduras del interior de la caseta» y el «tapizado bajo el freno de mano del Opel Corsa» en el que Anglés y Ricart raptaron a las niñas.

«Gracias a los avances de las ciencias forenses, algunas pruebas relacionadas con determinadas piezas de convicción (moqueta, sábanas, etc.), que no se practicaron en el presente caso en el pasado por falta de tiempo o las limitaciones lógicas de la época, podrían a fecha de hoy, aportar datos importantes de cara a corroborar la participación del fugado Antonio Anglés en el crimen, así como las circunstancias que rodearon el mismo», señala el escrito presentado ante el juez por Ríos y su equipo.

El objetivo es hallar pruebas científicas que evidencien la culpabilidad de Anglés, ya que a pesar de la «firme convicción» de que es uno de los autores de los crímenes, según la acusación no hay «ningún indicio forense» que lo incrimine. Por lo que «si Antonio Anglés saliera hoy de su escondite y fuera capturado y enjuiciado por los crímenes de Alcàsser, no habría «carga probatoria forense sólida» contra él.