El bitcoin toca un máximo de 11.000 dólares y desata una profunda controversia

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El bitcoin (BTC), la mal denominada criptomoneda que nada tiene de moneda por más críptica que sea, alcanzó los 10.000 dólares por unidad y superó esa barrera llegando hasta los 11.000 durante un breve lapso de tiempo para caer nuevamente a los 10.500/10.480 dólares por unidad. La opinión generalizada de las autoridades monetarias es adversa y las que se han atrevido a opinar sobre el particular advierten sobre su volatilidad y los riesgos que entraña. No se trata sólo del bitcoin si no además de una cohorte de seudo monedas entre las que se destacan Bitcoin Cash (Bcash) y Ethereum (ETH). La primera de estas dos se usa de forma intensiva para ponerse largo haciendo cortos con Bitcoin para hacer caer la más difundida e inflar su sustituto transitorio. El resultado es hacer beneficio en ambos frentes. Ethereum es la reina de las emisiones denominadas “ofertas iniciales de moneda”, y está embarcada en un serio enredo judicial. El anuncio del Chicago Mercantile Exchange Group (CMEG) uno de los más grandes mercados de contratos de futuros de que admitiría esos contratos sobre BTC ha servido de soporte a las últimas escaladas de precio. El salto del BTC desde los 6.000 hasta los 8.000 dólares la unidad fue una operación especulativa concertada de acuerdo con fuentes del mercado de las denominadas criptomonedas.
La subida ha arrastrado en la última semana a inversores de a pie que ha desembocado en la cotización actual. La mecánica se basa en el hecho de que es posible ponerse corto o largo en el BTC o en el Bcash aun sin existir un mercado regulado de futuros porque hay varias plataformas que admiten formas de operar equiparables a esos contratos.

Desde luego estas maniobras especulativas no son seguidas por la masa de inversores quienes en general se anotan a esta opción y esperan ver acrecentado su valor soportando las correcciones del mercado como un mal necesario sin hacer de los dientes de sierra un medio para ingresar más dinero. Si se tiene en cuenta que el valor del bitcoin en marzo era de 1.000 dólares por unidad el precio actual ha multiplicado10,5 veces la inversión hecha en marzo.

De acuerdo con los datos disponibles de las plataformas de contratación de BTC hay en circulación 16,7 millones de unidades lo que equivale a un valor de mercado de 167.000 millones de dólares con un límite de emisión por definición de 21 millones de BTC. Un 37% del saldo vivo ha cambiado de manos en el último año ya sea porque se han gastado en adquisiciones o porque se han vendido. En torno a un 22% permanece en manos de los inversores básicos del sistema en su mayoría vinculados a la “minería” de la criptomoneda es decir a su generación. El resto, un 41% no se sabe donde está y hay plataformas que tienden a considerar que es una masa perdida.

En la medida que los pequeños inversores tienen una participación fragmentaria en el mercado y no son una potencia de fuego concentrada son una simple masa crítica para los aumentos de valor determinados por el 22% de inversión concentrada. Una bomba de tiempo cuyo estallido es imposible de determinar ex ante. En realidad cuando hay una burbuja en un activo es imposible determinar cuando va a estallar y cabe la posibilidad de que la burbuja pierda presión y acabe estabilizándose sin necesidad de estallar.

Sin embargo en la historia de las crisis que rodean a los activos la deflación paulatina no existe realmente. No hay muchos precedentes a la escalada del BTC en sus nueve años de existencia y los niveles que ha alcanzado este último año hacen temer lo peor. Los analistas citan dos ejemplos clásicos, la fiebre de los tulipanes y la Compañía de los Mares del Sur. Ambas condujeron a un estallido en el siglo 18, con la peculiaridad de que en el caso de la Compañía de los Mares del Sur se aprobó una ley denominada de las Burbujas en la cual se establecía la imposibilidad de crear una sociedad por acciones a menos que se dispusiera de autorización del rey. Esta limitación no pretendía evitar una estallido sino la competencia para las Compañía de los Mares del Sur que se derrumbó poco después de la aprobación de dicha ley que recién fue derogada en 1825.

Si nos remitimos al resto de los activos, el índice Standard & Poors de la bolsa de Nueva York subió en lo que va de año un 17%, el precio del cobre lo he hecho un 23% y el oro un más que moderado 13%. La comparación establece la medida de la irracionalidad del mercado del BTC. Mientras hay muchos impulsores del BTC en sus momento iniciales que han abandonado la “minería” incluidos varios en España que vieron el creciente nivel de inversión en fuerza bruta, equipos y energía eléctrica, necesarios para mantener el ritmo de producción como una barrera de capital cuyo franqueo no estaba justificado.

Estos impulsores de primera hora son parte del 22% de BTC en manos de inversores comprometidos con el mercado que no venden su tesoro electrónico sino que lo retienen a la espera de seguir acrecentando su riqueza. Pero serán seguramente éstos los que cuando olfateen que se ha llegado al límite venderán para hacer caja desencadenando una formidable corrección del mercado. El riesgo en todo caso no es sólo para los inversores sino además para las plataformas comprometidas en el mercado porque muchas de ellas compran en firme BTC a los inversores que salen de esa criptomoneda y la retienen con la expectativa de hacer una diferencia al colocarla nuevamente en el mercado.

Si hay una corrección a la baja dependiendo de su capitalización y resistencia esas plataformas pueden hundirse. El fracaso de los miembros de la comunidad BTC interesados en desarrollar la criptomoneda como medio de pago incrementando su capacidad de multiplicación y su velocidad de reproducción ha determinado que de momento el BTC sea un medio de atesoramiento. La expectativa de esa comunidad representada esencialmente por los implicados en la “minería” y los propietarios institucionales de la criptomoneda es que ésta pueda reemplazar al oro cuando la fe en las monedas con respaldo de los bancos centrales se disipa de forma cíclica.

Esta teoría es en el fondo una utopía débil entre otras cosas porque el BTC carece de un vínculo material e histórico con el dinero de los bancos centrales que si tiene el oro que es el valor subyacente de aquél.

Carlos Schwartz