Una policía de paisano salvó a la mujer apuñalada por su exnovio en Santiago

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La policía, para la que el Sindicato Unificado de Policía (SUP) ya ha solicitado la Orden al Mérito Policial con distintivo rojo porque entiende que su vida corrió peligro, había terminado su turno a las 15 horas y no tenía que reincorporarse hasta las 19 horas. A las 17.15 horas se encontraba en el mismo aparcamiento en superficie de la ORA en el que se produjo la agresión, el que está entre las calles San Clemente y Pombal.

La joven de nacionalidad rumana apuñalada por su expareja en Santiago ya ha sido operada y está estable dentro de la gravedad de sus heridas. Los médicos son optimistas, pero Ana María A., de 21 años, seguramente estaría muerta de no ser por la rápida y decidida intervención de una policía nacional que no estaba de servicio y que presenció la agresión. La agente, natural de Vigo pero destinada en la Brigada de Seguridad Ciudadana de la comisaría compostelana, los conocidos como zetas, no dudó en actuar pese a ir de paisano y estar desarmada. Agarró al agresor por la espalda, tiró de él, le gritó que era policía y le instó a que soltara el arma. Su reacción hizo que A. V. huyera, pero ella misma llamó al puesto de mando habilitado en la ciudad por las fiestas del Apóstol, lo que permitió que le detuviesen a pocos metros de allí cuando intentaba escapar en dirección a la zona de Galeras en su coche, un Opel Astra de color ocre.

En su declaración en comisaría explicó que salió del coche en el que se encontraba cuando oyó unos gritos muy fuertes y que vio a una mujer rubia chillando desesperadamente pero sin ser capaz de articular palabra para explicar qué le sucedía. Era Elena Georgiana, la cuñada de la agredida que también se encontraba en el Audi oscuro cuando A. V. apuñaló a Ana María. La agente observó entonces que el coche tenía la puerta trasera derecha abierta y que en el interior había una mujer tumbada. Frente a ella, un hombre que parecía estar golpeándola fuertemente y con saña mientras la pobre chica pataleaba. Cuando se acercó al agresor y le obligó a detenerse fue cuando vio que portaba un cuchillo y que tenía la ropa ensangrentada. La mujer, por su parte, yacía tendida boca arriba e inmóvil en los asientos traseros del vehículo con profundos cortes por todo su cuerpo. Además de detener la agresión y poner a la fuga al hombre, la policía tuvo tiempo para llamar a los servicios médicos. Unos reflejos que han sido determinantes para que Ana María esté viva. La chica también tuvo la suerte de que entre las personas que se acercaron a socorrerla había tres enfermeros. Una de ellas, María Prada, es una turista de Cartagena (Murcia) que estaba en un restaurante cercano cuando se produjo la agresión. Su testimonio es estremecedor: «Le decíamos que se tranquilizara, que ya estábamos ahí, pero tenía heridas por todo el cuerpo, las más grave, una en la cara, cerca del ojo, y otra en una pierna, que era como si hubiera tres piernas en la parte del gemelo, ni te lo imaginas, no se le podía ni hacer un torniquete. He visto muchas cosas, pero esto…». El exnovio de Ana María fue detenido casi al instante por agentes de la Policía Nacional, que lo trasladaron a la comisaría de Santiago. Se ha activado el protocolo por violencia machista, ya que la familia de la agredida ha explicado que ese es el único móvil de la agresión.