Un hombre de 56 años ha sido condenado, por la Audiencia Provincial de Cáceres, a ocho años de prisión por haber abusado sexualmente, de manera continuada, de una compañera de trabajo que tiene una discapacidad psíquica.
Ambos trabajaban en la misma empresa. Los abusos ocurrían cuando se quedaban solos en su puesto de trabajo, o cuando él se ofrecía a llevarla a su casa en el coche. Ella tiene una minusvalía cifrada administrativamente en un 33 por ciento.
Una vez que la familia de la mujer se enteró de lo ocurrido y denunció los hechos, se prohibió a su agresor que se acercara a ella a menos de diez metros, aunque siguieron trabajando juntos. El abogado de la mujer, Eladio Barrantes, señaló en el juicio que su representada decidió entonces dejar de trabajar. La sentencia recoge que tras renunciar a su puesto de trabajo mejoró su estado anímico al dejar de ver al ahora condenado.
Además de la pena de los ocho años de cárcel, la sentencia indica que el agresor sexual no puede acercarse a su víctima a menos de 200 metros ni comunicarse con ella durante un periodo de 18 años. Además, se le impone una libertad vigilada de ocho años, a cumplir cuando se termine la pena privativa de libertad.
Él tiene que indemnizar a su antigua compañera de trabajo con 12.000 euros, y también debe hacer frente al pago de las costas procesales, incluidas las de la acusación particular.
La sentencia puede ser recurrida a la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura.