Friday precario

586

Tan emocional como promocional, tan compulsivo como convulsivo, así llega de nuevo el viernes negro -black friday para los enterados- ese elemento que ya es parte de la patología social más enganchada a la compra, la de las rebajas, la del descuento y los buenos precios y sin que nada de esto último esté acreditado, tan sólo se presume o advierte. Aquí, un año más, en la antesala del día más deseado por comerciantes y público hooligan de las grandes ofertas, una cita evocadora, provocadora y devoradora a cargo de pluses y extras, adelantos y quién sabe si el primer paso de un impago.

Filosofía consumista a tope, en su punto álgido de locura. La compra con descuento, aunque no sea cierto, pero debe sentirse y tenerse como lo que no es o sea. La venta con descuento aunque tampoco lo sea porque se trata de hacer negocio de la oportunidad. Coyuntura que ahora se apoya y refuerza en tanto que creadora que es de empleo y reparto de riqueza. Un subidón de consumo que llega en tiempo y zona de fortaleza de ánimo y recursos dinerarios, en plena cresta de la ola consumista.

Un consumidor `profesional´ dopado para la ocasión, para las rebajas de precios, que sale de las tiendas con las manos ocupadas. Hay categorías y todo de compradores en el racista friday. Ahí están los `promocioneros´, que buscan, comparan y disparan. Y no suelen fallar. O los más, que son los `rebajeros´, los que compran por comprar, convencidos de haber hecho el agosto.  Para el resto no hay problema porque contarán más oportunidades, y a la vuelta de la esquina; el Cyber Monday, después Navidad, rebajas de enero, a continuación los descuentos de San Valentín, después los ocho días de oro, los también dorados de la primavera y luego la semana de platino del verano para, posteriormente cerrar el círculo virtuoso -o fatal- con un Halloween. Vivir para ver, sinvivir para ir de rebajas.

El comercio quiere vender y vende. Y lo hace en una coyuntura favorable a un consumo que a nada puede volverse traicionero. Porque la venta con rebaja aporta sólo más facturación, venta extra que no necesariamente se transforma en rentabilidad, en ganancia. Justo lo que sucede en buena parte del comercio pequeño y que hace pensar en que, como las ventas, los productos y el empleo, el friday black es también pariente cercano del precariado