Una casa de un pueblo de Ciudad Real, entre las mejores del mundo construidas en ladrillo

El inmueble, situado en Piedrabuena, es un ejemplo de vivienda bioclimática y competirá con el nuevo Museo de Arte Contemporáneo de Londres.

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Piedrabuena, un pequeño pueblo de Ciudad Real de 4.600 habitantes, es ya visita obligada para arquitectos en ejercicio o a punto de serlo. Una casa construida en este municipio aspira a ganar el Worlwide Award o premio mundial a la mejor obra construida en ladrillo en 2017. El arquitecto que la ha ideado es Moisés Royo, nacido en Ciudad Real hace 36 años y fundador del estudio de arquitectura MUKAarquitectura, de Madrid, en 2008.

El 9 de noviembre la Asociación Internacional de Desarrollo del Ladrillo (Brick Development Association) dará a conocer el proyecto ganador en Londres y Moisés Royo no lo tiene fácil. Aunque sabe lo que es conseguir galardones internacionales de arquitectura – segundo premio para la construcción de una torre en Tokio o un tercer premio por el proyecto de un nuevo auditorio en Riga», entre otros-, en la cita de Londres competirá con arquitectos de prestigio como Herzog, Meuron –con su proyecto del nuevo Museo de Arte Contemporáneo de Londres- o el archiconocido Norman Foster, que se presenta con una de sus últimas intervenciones en China. Proyectos millonarios que contrastan con los 100.000 euros que ha costado levantar esta vivienda de Piedrabuena.

Sus propietarios son la segunda generación de los estanqueros del pueblo, que poseen un pequeño y alargado solar al que querían dar utilidad y que en el pasado sirvió para herrar caballos. «Nadie daba dos duros por esta parcela. Me dijeron: haz lo que puedas», reconoce Moisés Royo que ha acabado construyendo una vivienda de dos plantas. La planta baja es un despacho desde el que se gestionarán ayudas agrarias y la superior cuenta con un dormitorio «para utilizar ocasionalmente».

Lo que ha llamado la atención de la Asociación Internacional de Desarrollo del Ladrillo es la originalidad de un proyecto que destaca por el ingenioso empleo de la cerámica en la fachada. «Es una superficie permeable que permite ganar en privacidad pero también en mejorar el comportamiento climático del conjunto porque la fachada se humedece y da una sensación de frescor a la vivienda».

En cuanto al interior, la estrechez de la parcela y el hecho de estar rodeada de otras edificaciones, dificultaba dotar a la vivienda de suficiente iluminación y ventilación. «Como solución, el piso de la planta primera no toca las paredes para que la luz natural entre en los despachos de la planta baja y parezca que el suelo está suspendido en el aire», explica Moisés Royo, doctor en Arquitectura y también profesor asociado en la Universidad Autónoma de Madrid.

El jurado de este premio internacional visitará cada uno de los proyectos finalistas y valorará su originalidad más que su tamaño. En el caso de esta vivienda de Piedrabuena, la fachada, de apenas dos metros y medio de longitud, les llamará la atención. «Es la fachada más pequeña que he hecho», apunta este arquitecto manchego, que confía en sus posibilidades de ganar ya que lo que premia la Asociación Internacional de Desarrollo del Ladrillo es la innovación en el uso de este material y la búsqueda de nuevos sistemas que mejoren las condiciones estéticas del ladrillo y su adecuación técnica.

Quienes ya le han otorgado un «premio» son los vecinos de Piedrabuena, en principio extrañados con el resultado del proyecto «pero que han acabado acogiéndolo bien» pues con el paso del tiempo puede ser otro reclamo para visitar Puedrabuena como lo son otras edificaciones como el Castillo de Miraflores; las ermitas del Santísimo Cristo de la Antigua, San Bartolomé y San Isidro Labrador o plaza de toros, construida con piedra volcánica.